La crisis migratoria que azota a Latinoamérica
Hay quien dice que a lo largo de la historia ya se han dado todo tipo de situaciones o que en estos tiempos es difícil encontrar una situación sin precedentes, pero la ola de crisis migratoria que se está dando en América Latina durante los últimos tiempos no tiene comparación. Muchos pensarán que es una exageración, es cierto que en Sudamérica siempre ha habido mucha afluencia entre las fronteras, pero lo que nunca había ocurrido con anterioridad tiene que ver con la cantidad de personas que migran, los diferentes lugares de procedencia y la distancia que recorren hasta alcanzar el destino que más les interese. Lo más triste, sin embargo, son las razones por las que viajan, ya que quedaron atrás las razones económicas o protestas por una mala dirección del país.
Actualmente, los intentos de migración se llevan a cabo por cualquier medio y de un extremo a otro del continente, lo cual provoca una gestión repentina y no prevista de la situación en los lugares que les dan acceso. Además, personas de diversos orígenes se han apuntado a esta situación como africanos, asiático y caribeños. Hace más de una década, la cantidad de migrantes de otras zonas del mundo era algo superior a los 8 millones, desde entonces solo ha ido en aumento. Uno de los factores más influyentes tiene que ver con la cercana presencia de Estados Unidos y destino final de muchos de los viajeros.
Entre los muchos países que se han visto afectados por este creciente movimiento, hay claros ejemplos que se encuentran en primera línea migratoria como los que veremos a continuación:
- El pueblo de Necoclí
- Tapachula, de ciudad de Chiapas
- Iquique, ciudad costera de Chile
La zona donde se encuentra Necoclí está totalmente enfocada al turismo, está situada en las playas del golfo de Urabá, en el departamento de Antioquia-Colombia, cerquita de Panamá. La mayoría de extranjeros provienen de Colombia y ha sufrido importantes colapsos por turistas haitianos a pesar de la última restricción mediante la que sólo entran 500 al día.
Toda la costa se ha llenado de carpas, hogares y hospitales temporales compuestos de elementos de la calle. Servicios sociales como el propio puerto u hoteles también se han volcado en la situación para poder ofrecer su ayuda en estos momentos difíciles.
La travesía de estos migrantes pasa por Capurganá, un pueblo a las puertas de una selva impenetrable peligrosa que les lleva en dirección a Panamá. Este territorio natural es conocido como el Darién y cuesta entre dos y tres semanas cruzarlo, contando con todos los riesgos que esconde y con que los viajeros han de hacerlo cargando con todas sus pertenencias.
Según cifras oficiales, más de 30.000 migrantes pasan por la selva del Darién cada año, pero sin duda alguna será una cifra mucho más abultada debido a la falta de información y la imposibilidad de registrar con exactitud los viajeros furtivos.
Las principales secuelas de esta región son la insuficiencia de servicios, provisiones o alojamientos debido a la desbordante masa de turistas que no puede ser atendida. A pesar de ello, cada día se cuelan entre 700 y más de 1000 migrantes a Necoclí.
Esta localidad se puede encontrar a un lado de Guatemala y suele ser frecuentada por transeúntes de camino a Estados Unidos. A pesar de ello, para muchos es contraproducente introducirse en Tapachula debido a los tapones que se forman. Las autoridades no permiten el libre tránsito por México y esto a desembocado en revueltas haitianas y en familias o viajeros que quedan atrapados, sin posibilidad de avanzar hacia México.
En cuanto a números, en apenas unos meses de este mismo año, más de 50.000 personas han necesitado refugio, teniendo en cuenta los datos oficiales. Esto significa que se ha doblado con respecto al año pasado y ha superado los registros del año anterior, que se vieron muy elevados debido a la pandemia. Precisamente por ello, muchos haitianos viven en la calle y sobrepasan los servicios ofrecidos por la localidad de ciudad de Chiapas. Algunas ONGs ya han denunciado las condiciones en la que viven, catalogándolas de míseras, carentes de acceso a lugares cubiertos, servicios de salud, ni comida.
Al norte de Santiago, capital chilena, se encuentra el origen de una crisis sin precedentes de llegada de extranjeros de forma masiva, procedentes en su mayoría de Colchane.
A finales de 2020, una manifestación contra la migración reunió varios millares de personas que tomaron represalias contra las pocas pertenencias que había en un campamento.
Aquel día ardieron todas las posesiones materiales de miles de personas. También fueron apedreados y humillados, según contaron ellos mismos, en su mayoría venezolanos. La respuesta del propio país chileno fue negativa y generó mucho rechazo hacia el racismo y la xenofobia.
A día de hoy se encuentran más de 3.000 extranjeros atrapados en Iquique. la localidad de Colchane es un punto de acceso para muchos de estos migrantes y las cifras de viajeros en aquel sitio han llegado a superar la población total del pueblo, que era de 1.700 habitantes. Un claro agravante de la situación, es que muchos viajeros no pueden avanzar ni retroceder una vez llegan a este punto ya que, entre las restricciones de movilidad y los pocos recursos económicos de los que se dispone, no pueden continuar su viaje.